A lo largo de nuestra vida, es probable que experimentemos la aparición de aftas bucales. En este artículo, exploraremos qué son, por qué aparecen, cómo prevenirlas y cuáles son sus tratamientos más efectivos.
Aftas bucales. ¿Qué son?
Las aftas bucales, comúnmente conocidas como «llagas», son pequeñas lesiones ulcerosas que aparecen en la mucosa oral. Suelen ser redondeadas, de color blanco o amarillo, con un borde rojo inflamado. Aunque no son contagiosas, pueden ser muy dolorosas, especialmente al comer, hablar o rozar los labios. En algunos casos, las aftas pueden venir acompañadas de fiebre o malestar general.
Causas de las aftas bucales
Las causas de las aftas bucales son diversas y pueden incluir factores genéticos, infecciones virales, estrés, enfermedades autoinmunes, alergias alimentarias, deficiencias nutricionales (como la falta de vitamina B12, hierro o ácido fólico), cambios hormonales y ciertos medicamentos. También se ha asociado su aparición con traumatismos en la boca, como mordeduras accidentales, el uso de aparatos ortodónticos o la ingesta de alimentos ácidos o picantes.
PREVENCIÓN DE LAS LLAGAS BUCALES
Prevenir las aftas bucales no siempre es posible, dado que pueden estar relacionadas con múltiples factores. Sin embargo, adoptar un estilo de vida saludable puede reducir la frecuencia y la gravedad de estas lesiones. Algunas recomendaciones incluyen:
Evitar alimentos que puedan desencadenar las aftas, como los cítricos, el chocolate o los alimentos muy condimentados.
Mantener una buena higiene oral cepillándose los dientes al menos tres veces al día.
Evitar el uso de productos bucales irritantes, como enjuagues con alcohol.
Consumir una dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales.
Reducir el estrés a través de técnicas de relajación como el yoga o la meditación.
TIPOS DE AFTAS BUCALES
Las aftas bucales se clasifican en tres tipos principales según su tamaño y características:
Aftas herpetiformes: Estas aftas son pequeñas pero numerosas, apareciendo en grupos que pueden fusionarse y formar una úlcera más grande. Aunque el nombre sugiere una relación con el herpes, no están causadas por el virus del herpes. Su curación suele llevar unas dos semanas.
Aftas menores: Son las más comunes, representando alrededor del 80% de los casos. Miden menos de 1 centímetro, aparecen individualmente y suelen desaparecer en una o dos semanas sin dejar cicatriz.
Aftas mayores: Son más grandes, de más de 1 centímetro, y más profundas. Son dolorosas y pueden tardar entre 4 a 6 semanas en curarse, a menudo dejando una cicatriz.
TRATAMIENTO PARA LAS AFTA BUCALES
Tratamiento de las aftas bucales
En la mayoría de los casos, las aftas bucales desaparecen por sí solas sin necesidad de tratamiento. No obstante, dado que pueden ser dolorosas, existen varias opciones para aliviar las molestias:
- Productos tópicos: Pomadas o geles que contienen corticoides o anestésicos locales pueden reducir la inflamación y el dolor.
- Enjuagues bucales: Los enjuagues con clorhexidina o con bicarbonato de sodio pueden ayudar a acelerar la curación y prevenir infecciones secundarias.
- Suplementos: Si las aftas están relacionadas con deficiencias nutricionales, los suplementos de vitaminas B12, hierro o ácido fólico pueden ser beneficiosos.
- Remedios caseros: Aunque no existen «curas» caseras, enjuagues con agua salada o manzanilla pueden proporcionar alivio temporal. Además, es recomendable seguir una dieta blanda y evitar alimentos irritantes.
Si las aftas son recurrentes, muy dolorosas, o no mejoran después de dos semanas, es recomendable acudir a un profesional de la salud para descartar otras condiciones subyacentes más graves.
Las aftas bucales, aunque molestas, generalmente no son peligrosas. Conocer sus posibles causas y cómo tratarlas puede ayudar a minimizar su impacto en la calidad de vida. Mantener una buena salud bucal y un estilo de vida equilibrado son las mejores estrategias para prevenir su aparición.
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